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¿CONJURA CONTRA LA CONJURA?

El título es sólo un rasgo de humor, aunque el tema que exponga aquí tenga poco de gracioso, pero eso parece ocurrirle a una novela mía, titulada precisamente “La conjura”. Me explicaré. Escribí una novela que es un thiller político-histórico, ambientado en el Madrid de los Austrias, donde mezclo personajes de ficción con otros como Diego Velázquez, Francisco de Quevedo, Luís de Góngora, Felipe IV, o el Conde Duque de Olivares, en una trama policíaca en pleno Siglo de Oro titulada, como ya dije anteriormente “La conjura”, SEGÚN CONSTA EN EL Registro de la Propiedad Intelectual de Barcelona, con fecha de 27 de octubre de 2004. Dicha novela la presenté, para su lectura, con la vana esperanza de verla publicada, en el importante grupo editorial Random House Mondadori, de Barcelona, que agrupa una serie de antiguas editoriales independientes —Plaza Janés, Grijalbo, etc.— bajo el todopoderoso nombre de multinacional editora.

La novela fue presentada el 25 de Noviembre de 2004, y me fue devuelta, negativamente, claro, con fecha 17 de Marzo de 2005. Casi cuatro meses mi obra deambulando por dicha editorial, como se ve.

Pues bien, solo dos meses después, en Mayo de este año 2005, aparece en las librerías una novela del escritor norteamericano David Liss titulada, con rotulo muy visible en portada “La conjura”. Asombrado repaso sus páginas y veo que el título original en inglés de dicha obra es “A scandal of corruption” (Un escándalo de corrupción). Como se ve, nada que ver con la palabra CONJURA, utilizada por la editorial para publicar el libro, justamente tras serme rechazado mi original titulado como ya hemos visto. Y casualmente la empresa editora de la obra es Random House Mondadori. Pasmoso ¿no?

Entonces, se me dice que el título “‘La conjura’ no puede considerarse Original” (pese a estar inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual), y que legalmente puede ser usado por cualquiera…, aunque ese cualquiera haya tenido en su poder durante cuatro meses una obra con ese Título. Y yo opino —porque opinar cuando menos, es algo a lo que tengo derecho, según la Constitución Española—, que la cosa no tiene trazas de ser casual, sino un plagio, apropiación, o como se le quiera llamar, que una poderosa editorial puede hacer impunemente a un desgraciado escritor (yo, claro), sin tener que rendir cuentas a nadie, ¡Y que esto me ocurra a mí con más de cincuenta años de escritor profesional!

Esa, claro, es mi opinión, repito, y tengo derecho a tenerla, porque para eso estamos, supongo en una democracia. Otra cosa es que me sirva de algo opinar así, porque si mi título no puede considerarse “original”. ¿Qué diríamos de “Lo que el viento se llevó”, por ejemplo, sabiendo todos, como sabemos, que el viento suele llevarse muchas cosas? ¿O de “El Código Da Vinci”, ya que la palabra “código” figura en infinidad de obras, sobre todo de intriga y espionaje, y Da Vinci es el apellido del gran Leonardo, que supongo todos conocemos? Sin embargo, escriban ustedes algo con ese título, y se les echaran encima los herederos de Margaret Mitchaell o Dan Brown, con todo el peso de la ley. Eso por poner dos ejemplos cogidos al azar.

Conclusión: el Registro de la PROPIEDAD INTELECTUAL no parece valer para gran cosa cuando se trata de defender los derechos del más débil, y sigo manteniendo mi opinión personal de que he sido víctima de un claro despojo, diga lo que diga la editorial y digan lo que digan los estamentos legales, realizado con premeditación y alevosía. Legalmente, dicen que es un caso claro de competencia desleal puesto que ya me inhabilitan para publicar mi obra con un título que es anterior al publicado. Puede. Pero para Mí, pobre escritor humillado y ofendido, menospreciado y despojado, la cosa es como yo pienso, y yo, que sepa, puedo pensar lo que quiera.

Este es el caso, amigo lector, ahora juzga tú, que tu opinión también es libre, según la CONSTITUCIÓN, VAMOS DIGO YO.

[Publicado en la revista “La Corredera” de Montilla (Córdoba) en octubre de 2005]

JUAN GALLARDO MUÑOZ