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El castillo de los ahorcados
Joseph Berna [José Luis Bernabeu López]
Ilustración de la cubierta: Prieto Muriana
Editorial Andina, Madrid
Bolsilibros Easa
1978
Colección: Terror, nº 113
96 páginas


Materias: Castillos “encantados” – Ahorcados – Esqueletos vivientes.

Dos amigos pasean por Hyde Park en un día algo desapacible. Dos amigos llamados Steve Connors y Larry Dexter. Este último, con su gorra siempre puesta que no se la quita ni para dormir, y su mostacho, nos da ciertos matices a lo Ignatius Reilly. Buen comienzo. Ambos dos se lamentan de la mala suerte que han tenido al ser despedidos de su puesto de trabajo como camioneros después de una juerga con dos chicas de infarto. Turgentes.

Deambulando, se topan con una agresión a un personaje fundamental en el desenlace de la historia, Christian Reed, quién después de librarse de sus agresores gracias a los mamporros de nuestros dos amigos les ofrece en agradecimiento ser socios en un negocio: acaba de ganar un castillo, jugando al póker, a Charles Moore (pobre Charles Moore). Golpe de suerte para nuestros amigos.

Y como siempre, hay un pero en ese castillo: les aguardan sorpresas en forma de trampas ocultas, ahorcados que aparecen y desaparecen, esqueletos vivientes, idas y vueltas al castillo, visitas a fondas un tanto siniestras, confirmación de que nuestro Larry es un pequeño Ignatius Reilly: grande, siempre Ignatius, gran guiño a esta obra maestra, en este modesto bolsilibro. Apariciones estelares de otras dos chicas monísimas. Turgentes, como siempre en Berna; nunca hay una chica fea…

Es este un bolsilibros muy entretenido y no parece en algunos momentos el Berna al uso. He aquí mi particular reivindicación hacia este autor. Su obra es anti estrés total. Puedes navegar por sus páginas y reírte, si, con la falta que nos hace. Una sonrisa, que no es poco para los tiempos que corren. En Berna sólo puedes hallar buen rollo, incluso en las situaciones más extremas. Y eso es lo que me gusta de él. Su picardía y ese reírse de la vida, pese a todo.

De la edición comentar que es correcta, de tapa dura, con una inquietante portada. Mi ejemplar está muy manoseado, incluso pintarrajeado, pero eso es común en los bolsilibros, que nos cuentan así la vida que han llevado. Y mi ejemplar ha vivido mucho. Sólo espero que a las personas que lo leyeron antes les haya divertido tanto como a mí. Y si tú encontrases un ejemplar, no lo dejes pasar de largo y apuesta por Berna. Apuesta por sonreír.

Andrés Ramón Pérez Blanco